Discos compartidos. Un ordenador puede contar con uno o varios discos duros a los que otros usuarios tienen acceso desde cualquier punto de la red. Este disco podría estar infectado (o ser infectado por un ordenador) y provocar la infección de otros ordenadores cuando éstos lo utilicen.
Estaciones. Los usuarios conectados a una red informática realizan miles de transacciones de información diarias, tanto internas (con otros equipos de la red) como externas (conexión a otras redes de área local o extensa y conexión a Internet). Por lo tanto, cualquier fichero infectado con virus u otra amenaza puede entrar y salir de la red a través de las estaciones, si no están convenientemente protegidas.
Servidores. Estos equipos son los que permiten el funcionamiento de la red, las conexiones entre las estaciones, la disposición de ficheros, etc... Si los servidores se infectan, pueden contagiar a todos los equipos de la red de forma muy rápida. A su vez, estos equipos pueden ser infectados desde una estación o desde otro servidor.
Servidores proxy y firewalls. Son los puntos por los cuales entra y sale toda la información de la red, conformando el perímetro de la red corporativa. A través de ellos pueden llegar o enviarse ficheros infectados que producirían el contagio tanto en los ordenadores de la red, como en los equipos de otra red externa a la que se conecte cualquiera de ellos.