Gran parte del crimeware se instala en los ordenadores de las víctimas utilizando técnicas de ingeniería social.
La ingeniería social consiste en tratar de conseguir información confidencial de los usuarios mediante su manipulación, o convencerlos de que realicen acciones que van en contra de su política de seguridad.
El crimeware y la ingeniería social tienen una relación perfecta: una técnica de ingeniería social cuidadosamente elegida se encarga de convencer a los usuarios de que proporcionen sus datos o instalen el programa malicioso, que se encarga de capturar la información y enviarla a los estafadores.